En esta historia el tono, la voz de quien narra y el lenguaje son los protagonistas. El lector se siente implicado desde el inicio pues la voz narrativa le habla a Juana todo el tiempo, se dirige a ella en segunda persona —dando un toque de intimidad a la historia— y a la vez lo hace co´mplice, ya que es el u´nico que se entera de lo que los otros personajes de la historia nunca llegan a saber. A trave´s de esta voz conocemos la personalidad de Juana, una nin~a sensible, imaginativa, quien se refugia en el mundo de la fantasi´a al sentirse rechazada por una madre fri´a, fri´vola, decepcionada de tener un nin~a morena, fea, alelada y huran~a. Juana busca consuelo en su padre con quien comparte el mundo de los juegos y la literatura. Pero el padre de Juana muere y la nin~a se muda con su madre a una casa convertida en hospedaje. En este lugar la novela se desarrolla como en un escenario teatral. Los hue´spedes se van convirtiendo en personajes pintorescos a los ojos de una nin~a que cada vez huye ma´s de la realidad.